lunes, 29 de agosto de 2011

Rascacielos en Colombia

El antiguo Hotel Bacatá, que durante cuatro décadas existió en la calle 19 con carrera quinta, del centro de Bogotá, una zona hoy en desgracia pero que en alguna época fue segura y moderna luego de que se abriera esa avenida, está a punto de desaparecer en medio de una demolición silenciosa, y de sus antiguos diez pisos quedan dos o tres envueltos en tela.

El hotel se había venido a menos, como pasó con otros de la zona, y se había especializado en epicentro de reuniones de ONG’s de derechos humanos.

En su lugar se anuncia la construcción de una descomunal mole de 66 plantas (sí, 66) o 216 metros de altura, con lo cual, el día que se termine, estamos hablando del edificio más alto de Colombia sin duda ninguna y no de los más elevados de Latinoamérica.

La demolición del Bacatá avanza rápidamente –aunque no con cargas controladas de dinamita, como en Nueva York, sino a mano–, y un aviso de la curaduría urbana respectiva da cuenta de que allí se construirá el edificio de 66 pisos.

El letrero precisa que la obra que allí se construye, a cargo de BD Promotores Colombia,  incluye vivienda multifamiliar, comercio y servicios turísticos, profesionales y técnicos, con 722 cupos de estacionamiento y 7 unidades comerciales. Locales, suponemos. De todo, como en botica.


Y otra valla instalada en lo que fuera la entrada al lobby del Bacatá promociona el Hotel Augusta, “toda una experiencia”.

No dudamos que una obra de tan colosales dimensiones puede dejar en un punto alto los objetivos de renovar el centro de Bogotá, que lentamente se abre paso, y transformar sus manzanas vecinas hoy tan deterioradas, en un sitio con una alta calidad de vida y cotizado en el valor de la propiedad.

Con todo, preocupa que esta obra, dado su tamaño, termine por saturar la capacidad de las reducidas calles cercanas y cause un impacto negativo.

El arquitecto Willy Drews afirmó hace poco que "una construcción de tan alto impacto no puede implantarse impunemente en cualquier sitio de la ciudad. Los rascacielos han pasado de moda por ineficientes y solo se construyen donde la opulencia y la prepotencia los exigen, o donde su finalidad es lavar dinero. Quienes quieren Dubaitizar el centro de Bogotá, lo más que lograrán será Panamatizarlo", sostuvo en un escrito publicado declaró en el diario El Tiempo.

Pasaron varias décadas sin que se construyeran en Bogotá edificios de gran altura como los que estuvieron de moda en el mundo –y Colombia no fue la excepción– en la décadas de 1960 y 70. De esa época quedan como testigos los edificios Avianca, Seguros Tequendama, antiguo Hotel Hilton. Bancafé (ahora Davivienda) y la Torre Colpatria, todos por los 40 pisos: Y también el edificio Coltejer, de Medellín. Un poco más tarde la Torre de Cali.

Por entonces había varios proyectos que nunca se ejecutaron, como los edificios de la Caja Agraria, de 40 pisos, que se planeó para la esquina de la carrera 7 con 24, donde hoy hay un negocio de pollo asado, y una gran torre de la misma altura que se pensó construir en el antiguo Palacio de Justicia, destruido tras la toma guerrillera de noviembre de 1986.

También quedó sin construir un edifico un poco menor que el italiano Vicente Nasi proyectó encima del local del tristemente célebre restaurante Pozzetto,  en la carrera Séptima con 61.

Y fracasó, aunque por otros motivos, la Torre de la Escollera, que comenzaron a construir en la zona cartagenera de Bocagrande y cuya estructura metálica se torció con el viento pocas semanas más tarde.

Cuando se habla de historia de los edificios en el país, se mencionan distintas obras como el primer “rascacielos” que hubo en el país. Unos dicen que fue el edificio Cubillos (o Andes) en la Jiménez con Octava, de Manrique Martín e hijos, y de solo 8 pisos. Otros que el del Banco de Bogotá en la Décima con 15, diseñado por Skidmore, Owings y Merrill en Nueva York, y hoy en tristemente deteriorado y con nuevo uso. Pero claro, estamos hablando de cosas diferentes, pues estas obras son de épocas y técnicas distintísimas.

Y siempre ha habido competencia entre distintos países o ciudades de un mismo país para quedarse con el campeonato del edificio más alto.

Esos hermanos pequeños de los skycrapers neoyorquinos o los arranha-céus brasileños, pasaron de moda, pero ahora parece resurgir la tendencia de construir en altura y densificar las áreas, habida de cuenta de una supuesta escasez de terreno urbanizable, especialmente en la capital del país.

Los propios multifamiliares de apartamentos que están creciendo como matas en varias partes de Bogotá son ahora muchos más altos, tienen mayor densidad y se perfilan a lo lejos como lápices.

Y es especialmente notorio el caso de la zona turística cartagenera de Castillogrande, donde en última década han surgido como hongos delgadas y altas torres de apartamentos, muchas de ellas de más de 30 pisos, que a la vista pareciera que no pudieran soportar tanta altura y fueran a hundirse o a inclinarse algún día, máxime si se tiene encuentra el terreno, tan próximo a la arena marina.

Todos soñamos con la renovación y resurrección del centro histórico de Bogotá, que puede ser en pocos años un sitio envidiable en calidad de vida y atracción para nacionales y extranjeros. BD Bacatá, como se llama el proyecto, puede ser el impulso  que se necesita. No es bueno ser escépticos, pero en este caso, como en el cuento de santo Tomás,  hasta no ver no creer.











1 comentario:

  1. citricamultimedia.com/que-es-el-calvinismo/
    A mediados del siglo XVI, se dio en Suiza una teología que era protestante y que fue denominada como el calvinismo. Por supuesto que esto derivó en muchos cambios que se fueron dando para el momento.

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