viernes, 29 de septiembre de 2017

Placas de arquitectos

Hubo alguna vez arquitectos que identificaban sus obras con pequeñas placas con su nombre, a la manera de los pintores que estampan sus firmas como punto final de sus cuadros terminados.
 
Estas tablillas o placas no tienen nada que ver con las placas arquitectónicas, que tienen infinidad de tipos y definiciones. Ni con las que informan que allí nació, vivió o murió este o aquel ciudadano ilustre.

No se trata de placas conmemorativas, como esas que dicen "En esta casa murió fulano de tal en el año tal".
 
Aquí hablamos de las placas que dejan las obras firmadas con orgullo por sus autores, una especie de tarjeta de presentación.
 
Podría hablarse de que esas placas como una suerte de últimas piedras, las que se colocan cuando la obra es una realidad. 
 
Un repaso breve de este tipo de inscripciones nos lleva a la Bogotá del siglo XIX. En ese entonces el fraile catalán Domingo de Petrés llegó a tierras santafereñas, donde tuvo un papel destacado que aún se conserva.   
 




 
El fraile franciscano fue quien diseño el Observatorio Astronómico y las iglesias principales de Zipaquirá y Chiquinquirá.  Además es el autor de la fachada de la Catedral Primada y de alguna parte de la iglesia del Monasterio de la Concepción, una de las más antiguas de la ciudad.
 
En una de las puertas latearles de acceso al templo, en el marco de piedra caliza puede leerse aun la sigla P3 (Petrés), como firmaba el religioso sus construcciones.
 
Por las calles viejas de Bogotá encontramos antecedentes interesantes como el de S. Serna y A. Olea, que diseñó en el primer tercio del siglo pasado la casa de Miguel Abadía Méndez,  presidente de Colombia de 1926 a 1930, en el último gobierno de la Hegemonía Conservadora. 
 
No poseemos mayores datos de Serna y Olea, como no sea esa bella casa que pronto estará totalmente restaurada y según nos dicen, será la sede del Museo del Siglo XIX, que antes estaba en la casa Valenzuela, en la carrera 8a. con calle 8a., ahora sede del Ministerio del Interior.


 
Por cierto que los viejos vecinos de la zona, cercana a a la Casa de Nariño, dicen que en un tiempo la casa de Abadía era mejor que el palacio presidencial y que la pedían prestada para eventos oficiales.
 
 
Mucho más acá en el tiempo, en el siglo XX fue costumbre de arquitectos y constructores colocar las plaquitas en un lado generalmente oculto o discreto de las obras.
 
Es el caso de los arquitectos chilenos Casanovas y Mannheim, que colonizaron con sus casas de estilo mediterráneo una importante parte de Teusaquillo, en particular la zona entre las calles 34 y 36 entre carreras 14 y 16. 


Las obras de los arquitectos chilenos permanecen siete décadas
después firmadas con orgullo por sus autores en estas especies de tarjetas de presentación
Edificio en la 7a con 22
 
Por fortuna muchas de esas casas se conservan y también se conservan las placas en sus fachadas, pese a que recientemente algunas cayeron en el abandono o fueron brutalmente demolidas o desfiguradas.
 
 
Manuel de Vengoechea, nacido en París y quien pasó parte de su infancia en Cuba,  acostumbraba "firmar" sus casas con una placa que decía escuetamente "M. de Vengoechea, arquitecto". Recordamos haberlas visto en varios sitios de Bogotá pero infortunadamente muchas de sus obras desaparecieron o desaparecieron las placas.

Lo hizo también ealemán Paul Studer, en su caso con un pergamino de piedra sobre la fachada en una casa de estilo Tudor en la carrera 13 con cale 52, sector que se conoció como Marly.



Pergamino de piedra de Studer en la carrera 13 con calle 52 

Hay todavía esas especies de lápidas, si se nos permite el término, correspondientes al vasto trabajo de Ospinas y Compañía, firma que  más construcciones dejó repartidas por sectores de la Bogotá de los 40 y 50.

Es más, Ospinas fue la empresa que abrió nuevos sectores y los hizo partiendo desde cero, como Palermo y El Chicó.

En algunos casos lo hizo en asocio con José María Montoya Valenzuela, si bien este gran profesional tiene una obra propia que habla por sí sola. Y mucho.

Baste citar la obra monumental en ladrillo a la vista del Seminario Mayor, y los claustros que se repiten en la Universidad Santo Tomás y el Colegio de la Enseñanza en la 72. 
 

 
 
Universidad Santo Tomás 
 
Capítulo especial merece la compañía Trujillo Gómez y Martínez Cárdenas, formada por Santiago Trujillo Gómez e Ignacio Martínez Cárdenas.

Caminando, que es como se conoce a Bogotá, hemos visto, casi que palpado, lo que queda de la tarea de este dúo profesional, que debería conocerse más, especialmente entre las nuevas generaciones.
(*)


 Casa de Trujillo Gómez y Martínez
Cárdenas en la Caracas con 38 
 
Una placa atestigua que Child Dávila y Luzardo fue la firma constructora de la casa de Darío Echandía en la avenida 39 con 15 -en La Magdalena-, y de un edificio igualmente afrancesado de la 22 con 5a, del que mostramos aquí una simpática escotilla, que por cierto es la ventana de un baño, lamentablemente atacada por los malhechores de aerosol.





Fue una agradable sorpresa saber que otro edificio también gracioso y también afrancesado que sobrevive en la deteriorada carrera 10a con 22, es de esa razón social. Lo acaban de reconstruir y adecuar como apartamentos, a la expectativa de que el centro reviva con los proyectos de vivienda que se construyen y que confiamos en que valoricen la zona y la hagan un sitio agradable para vivir, trabajar y visitar.

Otto Marmorek, austriaco de origen judío que llegó a Bogotá huyendo de la guerra, construyó obras tan valiosas  como la casa de Carlos Lleras Restrepo, en la 70 c0n 7a.




 

 
 Edificio de apartamentos de Otto Marmorek s.f.






“Nuestras obras se distinguen por su perfección originalidad y buen gusto”, aseguraba un anuncio publicado por la sociedad de Otto Marmorek y el ingeniero Arcadio Cuervo, cuyas oficinas quedaban en el Edificio Cubillos, en la Jiménez con 8ª.

Marmorek dejó "firmado" un edificio en la calle 23 con carrera 5a.


Genial coincidencia. Dos casas contiguas de Teusaquillo exhiben -también contiguas-
las "firmas" de Trujillo Gómez y Martínez Cárdenas, y de Casanovas y Mannheim
 Y esta forma de identificar las obras arquitectónicas no es, ni mucho menos, exclusividad de Colombia.

En este mes de agosto de 2017 se descubrió la firma del arquitecto  Juan O'Gorman (1905-1982) en la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo en Ciudad de México, que hoy es un museo. La firma es de 1932. 
 
 
(*) Tanto de Casanovas y Mannheim como de Manuel de Vengoechea y Trujillo Gómez y Martínez Cárdenas nos hemos ocupado en otras entradas de este blog más detenidamente. 
 
 
 
Manuel de Vengoechea acostumbraba "firmar" sus obras. 
Esta placa es un edificio comercial en la calle 11 con 9a.