miércoles, 16 de julio de 2014

Urbanidad y urbanistas (11) . Tras las huellas de Camacho y Guerrero

Hace algunos meses Jaime Camacho Fajardo y Julián Guerrero Borrero recibieron un galardón del sector de la construcción a la vida y obra.

Se trataba de un homenaje a la destacada tarea resumida en Camacho y Guerrero, empresa homónima que establecieron en 1963.

Camacho Fajardo nació en Estados Unidos, pero procede de una familia de Puente Nacional, Santander, en tanto que Guerrero es caleño. El primero estudió en el Colegio de San Bartolomé y se graduó de arquitecto a mediados de los 50 en la Universidad Nacional, de la cual fue profesor de esa institución durante mucho tiempo.


Conjunto Geronia, un grupo e casas construido
en 1964 por C y G en el sector de El Nogal.
Impresiona el aprovechamiento escalonado el terreno.
Guerrero, por su parte, estudió en el Colegio Berchmans, de la capital vallecaucana y también estudió en la Nacional, para luego especializarse en Italia y Gran Bretaña.

La firma se asoció en sus comienzos al famoso ingeniero calculista Guillermo González Zuleta.


Edificio Mobil, que incorpora una pequeña estación de
gasolina. Antes hubo una bomba en el mismo lugar.
Al adentrarnos en su trayectoria resalta la especialización en edificios empresariales, corporativos, institucionales y deportivos, lo cual habla de un trabajo extenso y metódico.

Ente las obras iniciales de la firma se recuerdan los talleres y garajes para la Empresa de Trolleys de Bogotá (1956), la central telefónica de la Ciudad Universitaria (1956), la sede de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, la central telefónica de El Chicó (1959), 150 casas en  Niza (1965) y el Coliseo Cubierto El Salitre.

Pero en el ámbito nacional, son fruto del trabajo de este dúo la Plaza de Toros de Cali, el coliseo cubierto de Pasto, el hospital psiquiátrico de Barranquilla; en Cali o sus alrededores la plaza de toros de Cañaveralejo, el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, Carvajal y Compañía y la Gobernación del Valle del Cauca, así como la  Penitenciaría de Occidente en Popayán y más recientemente el Club Campestre Payandé, en Villeta (Cundinamarca).

Decía hace pocos años Aura Lucía Mera en El País, de Cali, hablando de Camacho y Guerrero, que “afortunadamente el destino quiso reunirlos”. (1)


Esta imagen agrupa tres obras seguidas de C y G,
situadas en la zona financiera de la 72, en Bogotá

“Creo que en ese momento ni ellos mismos sabían que le darían un vuelco definitivo a la arquitectura y al diseño en Colombia y que el humilde ladrillo se convertiría en protagonista principal”, comentó.

Y es que las obras de C y G aparecen desde la misma llegada del viajero a Bogotá y lo saludan a medida que se adentra en la capital colombiana.

Así desfilan Carvajal, Kodak y Legis, y más allá El Salitre y luego la zona financiera de la 72 que en pocas manzanas reúne los edificios Mazuera, Mobil, Coca-Cola  y Colmena, construidos en los 80 y 90.

Julián Guerrero le confesó a la columnista caleña citada que empezó a enamorarse del ladrillo cuando hacía estudios de posgrado en Roma y al regresar vio que el material bogotano es de óptima calidad.

Edificio Fernando Mazuera, originalmente conocido
como Multifinanciera, en plena Avenida de Chile.

Es poco lo que podemos agregar en estas notas de Jaime Camacho y Julián Guerrero. Sus realizaciones nos han acompañado desde la infancia, aunque entonces nada sabíamos de sus creadores y tal vez aún muchos cohabitantes de este altiplano siguen sin saberlo.

Hace poco la feria de Expoconstruccion y Expodiseño, de Bogotá, les entregó a C y G el Premio Nacional al Diseño, Investigación y Construcción de obras en arcilla por el edificio Colmena, situado en la carrera 7 con calle 78 en  Bogotá. (2)







“Las cualidades urbanas, arquitectónicas de este edificio son un ejemplo de la trayectoria profesional de sus autores, caracterizada por la seriedad, el conocimiento y el excelente manejo del ladrillo”, señaló el jurado.












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