El
primer recuerdo gráfico que tenemos del urbanismo de Bogotá se lo debemos a la
revista Flash, que se publicaba en la década de los 60 y que dedicó un número
extraordinario al tema.
La
revista fue fundada por la política y empresaria Consuelo Salgar de Montejo,
fallecida en Miami en 2002. Esta mujer fundó también el primer canal privado,
Teletigre, que se sintonizaba por el canal 9, así como el diario El Bogotano, que
se distinguió por ser sensacionalista.
La
revista Flash, con una pequeña leyenda adjunta que decía “fogonazo informativo”,
y otra que rezaba “Revista de los hechos
de Latinoamérica”, se destacó por utilizar coloridas portadas, algo inusual
para la prensa nacional de entonces. No existía aún la revista Semana, ni ninguna
de ese estilo, a semejanza de Time o Newsweek.
Lo
cierto es que en ese número especial, publicado a finales de 1970, se reseñaron las principales obras de la
ciudad, con profusión de detalles y gráficas, incluyendo una ficha con los nombres
de los constructores.
El
especial llevaba a la mentalidad adolescente de entonces a una sola conclusión:
Bogotá era una gran ciudad y vivía un momento de esplendor urbano. Y creemos
que así fue en la vida real.
Un
cúmulo de información que dejó huella en nuestra memoria y fue definitivo para nuestra
formación como futuros habitantes de Bogotá.
Por
esas páginas, que cuatro décadas después pudimos repasar en la Biblioteca Nacional
de Colombia, pasaron las torres de Seguros Tequendama y Avianca, las Torres del
Parque y los nombres de Salmona, de Esguerra, Sáenz y Samper, de Pizano,
Pradilla, Caro y Restrepo, del Banco Central Hipotecario.
Y
los barrios de clase media: Niza, Niza Norte, La Esmeralda y otros.
También
el proyecto Usatama, de la desaparecida firma Currea Aya y Uribe Holguín, que
se planeó construir al lado de las torres gemelas Colseguros en la carrera 30,
pero que no pasó de los planos. En su lugar se construyeron pequeños edificios
de apartamentos por parte de Pedro Gómez y Compañía, con el mismo nombre.
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