Convertidas
en parte del paisaje urbano de Bogotá, las llamadas casas inglesas fueron parte
de una clase acomodada que en la primera
mitad del siglo XX creyó diferenciarse y sobresalir asumiendo ese estilo británico
que buscaba alejarse del pasado español de la colonia.
No tenemos datos de esta céntrica construcción, británica a más no poder. (Calle 16 con cra. 9a) Quizá fuera de las primeras |
Se
trata del Tudor y en ciertos casos Tudorbethan o lo que se denominó Tudor
Revival Style, alginas veces con notas neogóticas y las tradicionales bay
windows.
Este
fenómeno no fue en América Latina exclusivo de Bogotá. En Santiago de Chile, por
ejemplo, abundan ejemplos de esta arquitectura y también en las costumbres de
la clase dirigente hizo carrera la afición por el estilo, así como en Buenos
Aires o Rio de Janeiro florecieron clubes de hombres a la inglesa.
Dos ángulos de la casona de la calle 69 con cra. 8a. |
Entre
nosotros, los estudiosos consideran que las casas inglesas llegaron con la firma
Casanovas y Mannheim, formada por los arquitectos chilenos Julio Casanovas,
Raúl Mannheim y Arnoldo Michaelsen. Aunque hay otra corriente que atribuye el
origen de nuestro estilo inglés al hecho de que los viajeros que llegaban a
Gran Bretaña lo hacían por el puerto de Southampton, de donde tomaban apuntes
sobre los adustos pero elegantes chalets ingleses, para luego aplicarlos en
territorio colombiano.
Esta casa de clase media ubicada en la parte occidental de Chapinero comprueba que el estilo inglés bogotano no fue necesariamente elitista |
Fue
a finales de la década de 1930 cuando aparecieron en la capital colombiana los primeros
ejemplos.
Firmas
de construcción locales adoptaron prontamente el estilo que se propagó por
barrios como La Merced, Teusaquillo, La Magdalena, Palermo, Marly, El Nogal, El
Retiro, Rosales, La Cabrera, el propio centro capitalino e inclusive el hoy
devastado sector de Santa Fe. En unos casos son calles enteres de casas
inglesas; en otros, construcciones aisladas.
Sede de estudios políticos en Quinta Camacho |
Y
un aspecto interesante del tema es el surgimiento, a la par con la aparición de
las construcciones, de toda una serie de expertos en carpintería, herrería, forja,
remates de piedra y escudos tallados, además de distribuidores de porcelana
sanitaria importada.
“Muy
british”, se diría de este estilo de vida, que en el caso bogotano combinó a
las mil maravillas con las variedades botánicas implantadas en la Sabana de la
ciudad, de cielo gris, fría y lluviosa
como una especie de Londres del trópico.
Conjunto hoy dedicado a fines educativos en Teusaquillo. Arq. Casanovas y Mannheim |
Y
es que las clases altas siempre quisieron parecerse a las inglesas, como más
tarde quisieron parecerse a los norteamericanos.
Un
viajero británico, Christopher Isherwood,
no se expresó muy bien de estas clases inglesas.
Casa extraviada en la calle 18 con cra 15. Tras servir como destino deplorable, quedó en abandono |
El
escritor, que vivió varias semanas en Bogotá en 1947, después de viajar por
Europa y Norteamérica, se declaró impresionado por la cantidad de librerías de
Bogotá. Sin embargo calificó las casas Tudor bogotanas como "espurias"
y las clasificó entre “las más feas de su clase en el mundo".
Edificio en barrio Palermo. Obra de José María Montoya Valenzuela |
La
Merced, sitio situado a un lado del Parque Nacional, en las faldas del centro
oriente bogotano, un sector que es el de
casas inglesas de Bogotá por excelencia.
La
zona conserva el nombre de la finca de los religiosos jesuitas y surgió en
1944, cuando José María Piedrahita adquirió los terrenos para el desarrollo
urbanístico. Parte de la propiedad se destinó al Colegio San Bartolomé La
Merced, edificado por la compañía Trujillo Gómez y Martínez Cardenas, que tuvimos
oportunidad de analizar hace algunos meses.
Este barrio de siete manzanas tuvo un atractivo especial, al quedar rodeado por el Parque Nacional, lo que se acentuó su toque británico. La Merced se conserva casi integralmente.
El
sector fue levantado principalmente por Wiesner y Compañía, aunque también
participaron firmas como Ospinas, Manrique Martín y Child Dávila.
Un
anuncio publicado hacia 1944 afirmaba que La Merced es “el barrio que dará la
ley en belleza, confort, higiene, elegancia”. (2)
Entre
las construcciones más destacadas sobresale la casa de Benjamín Moreno, que
hace esquina en la carrera 7 con 36. También la del fallecido político Germán
Zea Hernández, de Manrique Martín, en la parte alta.
Esta casa se conserva en magnifico estado frente al parque Getulio Vargas en La Magdalena, carrera 17 con calle 38 |
En
el sector no faltan construcciones “intrusas”, como un pequeño edificio de Enrique
Triana, la casa que perteneció a Jaime Michelsen Uribe (Serrano Camargo) y la modernísima
sede conocida como Casa del Cine, por albergar a dependencias dedicadas al séptimo
arte, que tiene referencias a Frank Lloyd Wright. Con todo, esta última (1938) es obra de Ignacio Martínez Cárdenas, quien diseñó numerosas casas del llamado estilo inglés situadas en las inmediaciones del Parque Nacional, Teusaquillo, Quinta Camacho y otros sectores.
Casa remodelada con fines comerciales en el sector del Gimnasio Moderno |
Hoy en día no podría imaginarse a Bogotá sin su pasado “inglés”. La fiebre demoledora de los 70 y 80 dio al traste con ejemplos irremplazables. Algo de ese pasado queda y es obligación velar por su mantenimiento y supervivencia.
Notas
(1) Isherwood, Christopher,
"El cóndor y las vacas". Random House, Nueva York, 1948, en Boletín Cultural y Bibliográfico. Número
7, Volumen XXIII, 1986.
(2) Ospinas. 75 años.
Molina Londoño, Luis Fernando et al. Ospinas, Zona, Bogotá 2008. Pag. 69
Esta mansión de la 70 con 9a, en excelente estado de conservación, recuerda granjas de campiñas europeas |