jueves, 3 de mayo de 2012

Vías peatonales para carros y andenes para bicicletas y vendedores

Calle 14 con cra. 7a. El que fuera edificio del Grupo
Grancolombiano y ahora es sede judicial, tiene la
vía peatonal de estacionamiento de carros oficiales

El crecimiento demográfico y  el incremento del tráfico forzaron en las décadas de 1960, 70 y 80 la aparición de las primeras calles peatonales en las ciudades de muchos países. Colombia no fue excepción y en el centro de Bogotá, la insuficiencia de espacio llevó a las autoridades a convertir en peatonales varias calles.

Ese fue el caso, primero de las dos calles que de marcan la plaza de Bolívar, y más tarde de la 14 y 16 entre las carreras 5a, 7a y siguientes hacia el occidente, y algunas otras.
El parque Santander se agrandó en los 80 con la calle
16, frente a la torre de Avianca. Ahora los carros circulan
sin problemas y la secretaría de Gobierno de Bogotá
tiene convertido el lugar en estacionamiento.


Estas medidas constituyeron un desahogo en vehículos y un alivio en materia de espacio para los peatones. 

Bogotá dio un paso adelante en 1976 con la creación de las primeras ciclovías,  una costumbre dominical que pronto se extendió a otros países y que se complementó en la década de 1990 con las ciclorrutas, que hoy se mantienen en una extensión de cerca de 350 kilómetros.
Calle 10 hacia el occidente. para pasar hay
que esquivar ventas callejeras.

Pero estos avances fueron otras víctimas de la mala hora por la que atraviesa Bogotá después de años de trabajo y grandes resultados, de la mano de autoridades corruptas, mediocres e ineficientes.
Basta dar un vistazo para ver que las calles peatonales no solo están en mal estado sino que sirven para todo menos como vías para el tránsito de peatones. Las hay llenas de vendedores, con las baldosas rotas, convertidas en estacionamiento de carros oficiales o lugares para el paso de vehículos que tienen el descaro de pitarles a los transeúntes.
Con mística y cultura ciudadana, vemos habitantes de la ciudad que utilizan las ciclorrutas para llegar en bicicleta a sus trabajos, pero esas vías se encuentran en ocasiones con vendedores ambulantes invadiéndolas. O lo que es peor, sirven para el paso de vehículos de dos ruedas. Sí, de dos ruedas. Y hasta de tres, pues pasan bicicletas y triciclos de carga con pedidos para negocios u motocicletas a gran velocidad, retando a los peatones que persistan en ir por su camino a que se quiten, antes de ser embestidos por detrás.
Vía peatonal semidestruida en la que fuera la zona financiera
del Bogotá gran parte del siglo pasado
En el año 2000 la alcaldía de Bogotá promovió una exposición denominada así, dentro de su estrategia para concientizar a los ciudadanos de que el interés colectivo prevalece sobre ese espacio público.

Y es que en el medio capitalino los habitantes se encuentran a diario con abusos contra las áreas que son de todos y que en bastantes casos se convierten en propiedad privada.
Las bicicletas no usan esta ciclorruta 
en San Victorino. Los vendedores sí.

Ciclorruta en la 22 con 7a. No hay
lugar para peatones.

Ciclorruta que se adentra en la tenebrosa carrera 12,
zona de bodegas de reciclaje, ollas de droga y prostíbulos



Camino al teatro Colón

Como en otros casos, la solución tiene dos ingredientes, cultura, que significa educación y respeto por los demás; y autoridad, que implica el cumplimiento del deber por parte de quienes fueron elegidos para  desempeñar cargos públicos. 










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