Pedro Gómez en un acto oficial en 2008 (1)
El primer recuerdo de Pedro Gómez Barrero que guardamos se remonta a 1970, cuando desembarcamos en la fría Sabana de Bogotá, que si acaso pasaba de la calle 100 al norte. Nuestro primer encuentro con la ciudad, mojada esa tarde por la lluvia, fue una bella casita del barrio La Floresta, recién construido por Pedro Gómez y Compañía en la calle 102 con carrera 48.
Desde entonces seguimos con admiración la vida de este hombre de
la construcción que se forjó a sí mismo, y que dejó una huella en el crecimiento
de Bogotá, como impulsor de numerosas obras de urbanismo, particularmente Unicentro (1976), que tuvo y
sigue teniendo para nosotros una importancia particular.
Todo empezó por los automóviles. Gómez ha sido también amante y
conocedor de modelos exclusivos, en especial Mercedes Benz, de los cuales llegó
a tener un ejemplar negro de ese modelo histórico –los conocedores entenderán– que fue
el 300SEL de finales de los años 60, aparte del 280S –similar y de la misma
época– de color plata.
Este Mercedes pasaba de vez en cuando por las obras de la segunda etapa
de La Floresta, con Pedro Gómez a bordo, detrás de un cristal oscuro.
Circulaba un chisme bogotano de esos que se sabe que fueron puestos a
rodar maliciosamente, sin asidero en realidad, y es que algún constructor había
despedido a Gómez, diciéndole algo así como: “Pedro, mejor dedícate a otra
cosa, pues no tienes futuro en esto...”
Aviso publicitario de la firma en los 70
La maledicencia capitalina también afirmaba que el Club Los Arrayanes, del
que Pedro Gómez fue directivo, era una supuesta competencia con otro club de
alcurnia de la ciudad que le negó el ingreso.
Sin embargo, son muchos los grandes emprendimientos que hablan por sí
solos de la importancia de su obra y de la firma fundada por don Pedro en 1968.
Gómez Barrero nació en Bogotá pero su familia era de Cucunubá, un bello pueblo
de Cundinamarca en el Valle de Ubaté. Desciende de familias originarias de España
y asentadas en Bogotá, tal como lo señala el libro Genealogías de Santa Fe de
Bogotá, de José María Restrepo Sáenz (Tomo I).
Abogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, estudió becado
mientras trabajaba de noche como celador del Ministerio de Agricultura, entonces
a cargo del político vallenato Pedro Castro. El claustro rosarista, regentado
en ese tiempo por monseñor José Vicente Castro Silva, lo ayudó con algún trabajo
mientras terminaba los estudios.
Las bellas casitas de La Floresta hacia 1971 (2)
Más tarde trabajó en una de las alcaldías de Fernando Mazuera y desde
allí pasó a ser jefe del departamento de Valorización, cargo en el que se
convirtió en experto en el sector, antes de lanzarse a su propia aventura
empresarial.
Poco a poco empezaron a aparecer las obras de la firma de Pedro Gómez.
La Floresta fue su primera gran apuesta, con manzanas enteras de excelentes casas
para clase media en distintos estilos.
También los apartamentos Escocia, en la calle 100; el barrio Calatrava,
en la Avenida Suba. Y a un lado de la Autopista Norte, a la altura de la calle 132, las
casas de Santacoloma, donde predominaban las tejas, balcones, altillos y ménsulas.
Noticia publicada en El Espectador un año antes de entregar Unicentro
Más allá las casas de Antigua, un pueblito perfectamente calcado de
Norteamérica o Gran Bretaña; y los apartamentos
de Multicentro, generosos en espacio y contiguos a Unicentro, y sus buenas vecinas,
las casitas escandinavas.
Y también Metrópolis, Entrerríos, El Recreo de los Frailes y Atabanza. Y Calatrava, El Balcón de
Lindaraja y Emaús, estos últimos de estrato económico más alto.
En sus primeros años, "el único lugar que lo tiene todo" (3)
Unicentro fue el punto culminante y la obra más ambiciosa, al punto de
que estuvo por comprometer la estabilidad financiera de la empresa. Pero ese
primer mall en la historia del país pasó la prueba con creces y aun hoy sigue estando vigente.
“Nuestra experiencia construye su felicidad”, decía un anuncio radial de
Pedro Gómez y Compañía, que se difundía de noche para una audiencia selecta, e
invitaba a visitar el moderno show room
de la empresa en uno de los mejores locales de Unicentro, “el único lugar que
lo tiene todo”.
En la última planta de ese mall, con ascensor propio, despachaba don
Pedro, en una oficina que tenía colgadas obras de los pintores más importantes del
país, como Alejandro Obregón.
Y volviendo a los autos, en el parqueadero del centro comercial,
discretamente, esperaban sus automóviles.
Pedro Gómez fue uno de los empresarios que a finales de la década de
1970 y en vista de las condiciones de seguridad del país, se movilizaba en un
Fiat 132, blindado, de color azul oscuro, como lo hacían el banquero Jaime Michelsen
Uribe y don Hernán Echavarría Olózaga.
Esta fue su residencia en el Chicó Alto
Alguna vez lo abordé en un acto en la Casa de Nariño y se sonrió cuando
le hablé de sus Mercedes. Apuntó mis datos en su agenda de bolsillo y, semanas
después, recibí un sobre con un ejemplar del libro “Bogotá, de la devastación a
la esperanza”, publicado por su empresa.
Sin ánimo de entrar al tema político, debemos recordar que Pedro
Gómez fue, después de prominente hombre de empresa, embajador en Venezuela, miembro
de la comisión de integración con ese país e integrante de la delegación que
buscó acercamientos con las Farc en los 80. Fue propuesto sin éxito como primer
candidato liberal a la alcaldía de Bogotá por voto popular.
En su época dorada, el grupo de Pedro Gómez incluyó una cadena hotelera,
Hoteles Pedro Gómez y luego Charleston, que era propietaria de Casa
Medina, en Bogotá, y Santa Teresa, en Cartagena.
Hoy las grandes ciudades colombianas tienen sus Unicentros construidos por Pedro Gómez y
Compañía. Y también barrios urbanos y campestres, y hoteles exhiben el know how de esa empresa.
La firma de la empresa en la fachada del Centro Comercial Santafé
El Centro Andino, el Santa Fe y el Palatino exhiben
orgullosos el logro de la P envuelta en la G, que acompaña a Pedro Gómez desde
hace más de medio siglo.
En sus últimos años, la compañía funcionó en la casa de estilo neoclásico diseñada por Vicente Nasi, situada en la carrera Séptima con calle 70. La firma enfrentó tiempos difíciles y se disolvió, pero el paisaje de Bogotá tiene innumerables vestigios de su obra.
Placa instalada en la entrada principal de Unicentro, en Bogotá
Fotos del autor, salvo:
(1) Presidencia de la República, mayo 14 de 2008
(2) Anuario de la Arquitectura en Colombia 1971. Sociedad Colombiana de Arquitectos.
(2) Pedro Gómez y Cia.