lunes, 31 de diciembre de 2018

Un barrio inglés, su merced

Una de las primeras casas edificadas fue la de don Benjamín
 Moreno y mira hacia el Parque Nacional
 
Quienes crecimos en Bogotá siempre creímos que esas casas de ladrillo, ventanas enmarcadas en piedra y puertas de madera con cierta forma ojival, llamadas casas inglesas, eran traídas de Inglaterra o en todo caso idénticas a las viviendas británicas.
 

Para comenzar, en Gran Bretaña no hay casas iguales a esas, si bien las nuestras tienen un aire british.  Y lo que es más grave, quienes impusieron esa moda en Bogotá y otras ciudades, como Santiago de Chile, en realidad fueron arquitectos chilenos, a los que luego se sumaron varios colombianos.

 
 
Se trata en realidad del estilo Tudor, que ya analizamos más detenidamente en estas páginas. Variaciones sobre un mismo tema.

 
La Merced resume como ningún sitio de la ciudad ese estilo pretendidamente inglés que estuvo de moda entre las clases pudientes latinoamericanas en la primera mitad del siglo pasado.

 
Este barrio, que sobrevive decorosamente, a un lado del Parque Nacional y en las faldas de los cerros orientales, pese a la pérdida de valor residencial de sus casonas, se construyó sobre un antigua hacienda de los jesuitas, llamada La Merced, donde se construyó el Colegio de San Bartolomé en la década de 1940 (Trujillo Gómez y Martínez Cárdenas) y donde los miembros de la comunidad de San Ignacio de Loyola aseguran que estuvo la primera cancha de fútbol de la ciudad.


 
 

El proyecto fue promovido por José María Piedrahita, quien adquirió el terreno a la Compañía de Jesús. (1)

 
Son siete manzanas comprendidas entre las calles 34 y 36 y las carreras 5ª y 7ª, que limitan por el norte con el parque nacional, por el oriente con el Colegio de San Bartolomé, por el sur con La Perseverancia y por occidente con la 7ª y los  predios de Teusaquillo. La sinuosa diagonal 34 atraviesa de arriba a abajo el sector, como principal arteria. 

 
Un anuncio de la época decía que La Merced era “el barrio que dará la ley en belleza, confort, higiene, elegancia”.


 
 
La primera casa edificada fue la de Benjamín Moreno, diseñada por chileno Arnoldo Michaelsen, de la firma Casanovas y Mannheim, y una de las más grandes de la zona. (2)
 
"La fascinación por Inglaterra provenía, tal vez, de las relaciones comerciales y de intercambio con ese país en la segunda parte del siglo XIX que se incrementaron a comienzos del XX con el desarrollo de la industria, especialmente del café, e incluyeron a los Estados Unidos, cuya atracción también se dejó sentir", señala Juanita Barbosa en un estudio sobre las casas inglesas en Bogotá.
 
Añade que "las nuevas élites querían parecerse a los ingleses y asumir sus modas para diferenciarse de los demás, a tal punto que algunos de ellos, como Benjamín Moreno, que se había trasladado a Bogotá para dirigir la sede de la Compañía Colombiana de Tabaco en la capital, encargó a Londres el proyecto de su nueva casa de 1.500 m2 de área en el barrio La Merced aunque finalmente, según parece, el desarrollo a nivel ejecutivo estuvo a cargo de la firma de arquitectos chilenos Casanovas y Mannheim que trabajaba en Colombia desde 1928. (3)
 
La Merced "posiblemente es el barrio más homogéneo en cuanto se refiere al tipo de arquitectura, y seguramente, uno de los más conservados del patrimonio cultural bogotano a nivel de sector histórico", sostiene Barbosa.

Dicken Castro señaló alguna vez que "en 1940, como reacción a este extremado individualismo, en el cual cada vivienda forma parte de una especie de mascarada arquitectónica, se determina que el barrio La Merced, en Bogotá, sea construido en estilo inglés, obteniéndose como resultado un grupo urbano de por sí exótico, pero de gran homogeneidad y calidad. Las amplias viviendas se convierten en poco tiempo en sedes de clubes, clínicas e instituciones comerciales".

 
Aunque el barrio lo promovió  Ospinas y Cia., también realizaron construcciones Manrique Martín, Child Dávila y Luzardo, Herrera Carrizosa Hermanos y Trujillo Gómez y Martínez Cárdenas, José María Montoya Valenzuela y Cuéllar, Serrano y Gómez.

 
Entre finales de los 30 y de los 40, el sector que lleva el nombre de la Virgen catalana se llenó de amplias casas con baywindows (ventanas que sobresalen de las fachadas) y ricos trabajos de ladrillo en el exterior, y adentro piedra caliza trabajada en las chimeneas, enormes escaleras, estanterías y enchapes de madera, y baños con elementos de porcelana importados.

 
 
 
En La Merced conviven armónicamente las casas inglesas con varias intrusas y modernas. Es el caso de la que perteneció a Jaime Michelsen Uribe (obra de Gabriel Serrano), el pequeño edificio de apartamentos de Enrique Triana, otro de José María Montoya Valenzuela  y la casa diseñada por Ignacio Martínez Cárdenas, ahora llamada '"casa del cine", que tanto recuerda a Frank Lloyd Wright. 


El presunto ambiente londinense dio para que se grabaran en sus calles escenas ubicadas en la capital del imperio británico, como “María”, en los años 70.

 

 
 
 
 
 
Estas tres construcciones de Gabriel Serrano, Triana y Martínez Cárdenas
conviven con las casas Tudor, pese a ser de otros estilos
 
 

Fue en esa década que salieron las últimas familias de La Merced y las casas se convirtieron en sedes empresariales y universitarias.

 
En las casas de La Merced vivieron personajes como el político liberal Germán Zea Hernández (aún vive su hija Gloria) , Luis Lara Borrero, las familias Huertas, Reyes Llaña, Puyana, Umaña y Cabal, empresarios extranjeros como Mitchonik, y, siendo aún joven, el banquero Jaime Michelsen Uribe. (5) (6) (7)

 
Años más tarde se establecieron en la zona firmas como Thomas de la Rue, las casas fiscales de Antioquia, Santander, el Huila, el Valle del Cauca y otras regiones; Propaganda Sancho, la Cámara de Comercio Colombo-Americana, Fe y Alegría, la agencia de noticias Colprensa y varias residencias universitarias, entre ellas la Carlos V.

 
En los últimos años, La Merced se convirtió en zona de estudiantes, con la presencia del Cesa, el Colegio Mayor de Cundinamarca y más recientemente la entidad Universitaria de Colombia.






                     Aquí nació y aun funciona el Cesa, institución que preserva la zona con varias casas como sede

 
Precisamente el Cesa publicó este año un enorme volumen dedicado al barrio. Esta institución, que nació como Incolda, se ha ido haciendo poco a poco a un buen número de las casas de La Merced, que preserva con esmero.
 

Esta y otras iniciativas ayudan a preservar este interesante rincón urbano, que tanto aporta a la riqueza urbana de Bogotá y que nunca deja de impresionar a propios y extraños.

 
Notas

(1)  Molina Londoño, Luis Fernando y otros. Urbanismo, arquitectura, patrimonio. Ospinas 75 años. Bogotá, 2008.

(2) Ibidem

(3) Barbosa, Juanita. Casas Inglesas en Bogotá. Credencial Historia
http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/casas-inglesas-en-bogota
Consultado el 28 de diciembre de 2018.
 
(4) Castro, Dicken. Arquitectura hasta los años 30. En Historia del Arte Colombiano. Salvat, 1983. Tomo 10, página 1337.

(5) Sobre la obra de Ignacio Martínez Cárdenas, cfr.  http://www.urbanizar.net/imc.html

(6) Semblanza de Gabriel Serrano Camargo, Arquitecto. Cuadernos Proa 2. Ediciones Proa Ltda. 1983  

(7) Semblanza de Alberto Manrique Martín, Ingeniero y Arquitecto. Cuadernos Proa 6. Ediciones Proa Ltda. 1985
 










 
 
 
 
 
 

jueves, 20 de diciembre de 2018

El Bosque

Los Cobos Medical Center
 

A propósito del Centro Médico Los Cobos, inaugurado en este año que termina en predios de la Universidad El Bosque, esta institución situada en el nororiente de Bogotá tiene detrás una interesante historia.
 
Pero antes hay que indicar que la nueva clínica de 15 pisos, construida por El Bosque y Compensar en la avenida 9ª con 132, tiene un área de 50.000 metros cuadrados, más de 300 camas, será atendido por cerca de 1.100 profesionales y empleados, y demandó inversiones superiores a los 300 mil millones de pesos.

La clínica cuando comenzaron las obras en 2015
 
La actual Universidad El Bosque fue fundada en 1976 por un grupo de 25 médicos como Escuela Colombiana de Medicina y su sede fue una clínica siquiátrica ubicada en Usaquén, El Campito San José, que perteneció a la comunidad de religiosas de La Presentación, donde funcionó desde entonces la clínica universitaria.

El terreno de la clínica limitaba con la planta Contador de Cemento Samper, a la cual llegaban por un cable, desde La Calera, unos baldes con materia prima. Esta fábrica desapareció a mediados de los años 90, cuando se amplió la calle 134 y se construyeron las torres de apartamentos La Alameda.

Las obras del centro médico en el 2017 y a punto de terminar en mayo de 2018
 
Con el tiempo, la naciente escuela de medicina se amplió a los terrenos vecinos, incluyendo el Instituto Daza Dangond, un colegio de bachillerato que alguien llamó “una isla de la provincia del Cesar en la capital de la República”, casa que aún existe.

La casa de la institución académica, administrada por Alfonso Daza Dangond y su esposa Matilde, se anexó en 1980 y en 1985 se hizo lo propio con el Colegio Santa Mónica.

Una casa de techo de paja conocida como El Rancho, construida por el arquitecto suizo Viktor Schmid, pasó a ser parte de la universidad y al principio sirvió de  sede administrativa.

El Rancho
 
En 1997 la Escuela Colombiana de Medicina pasó a llamarse Universidad El Bosque.

Hoy El Bosque tiene más de 12.000 estudiantes y sus instalaciones se han ampliado progresivamente en fases, la última de ellas en el 2011, con el edificio principal situado al lado del nuevo centro médico.

Casas demolidas para ampliar la universidad en el futuro
 
El centro médico puede generar un desarrollo interesante en el sector y complementar los servicios para la población residente.

Y es deseable que no impacte las zonas residenciales vecinas ni afecte la tranquilidad de los sectores de Ginebra y Bella Suiza, en los que desde hace algunos años la universidad ha venido adquiriendo manzanas enteras de casas que se demolieron o desaparecerán para los próximos ensanches de la entidad.

En cuanto a la antigua clínica, al parecer el terreno será destinado a zonas verdes, lo cual sería una ganancia, porque dada su extensión y rentabilidad, el lote no deja ser atractivo para nuevas construcciones, incluyendo las que complementen la sede universitaria.

La clínica lista para su inauguración, en octubre de 2018