Los carteles amarillos de curadurías urbanas
anunciaban casi escondidos la licencia para construir edificios de 17, 25 y
hasta 30 pisos en terrenos de barrios residenciales de Bogotá en los que aún
están en pie casas de familia.
Se trataba de licencias para construir al amparo del
Decreto 562 del 12 de diciembre de 2014 “por el cual se reglamentan las condiciones
urbanísticas para el tratamiento de renovación urbana, se incorporan áreas a
dicho tratamiento, se adoptan las fichas normativas de los sectores con este
tratamiento y se dictan otras disposiciones”.
La norma fue una herencia de la alcaldía de Gustavo
Petro. Sin embargo la administración del alcalde actual, Enrique Peñalosa, derogó
esa y otra norma, y reasignó “los tratamientos urbanísticos de los diferentes
sectores normativos y las fichas de edificabilidad identificados en los actos
administrativos reglamentarios de las Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ)
vigentes”, que son más de sesenta.
Se prohibió así construir edificaciones de gran altura
en zonas carentes de la infraestructura
adecuada.
Este edificio del Chicó (Cra. 10A con 94) ya fue
demolido. En su lugar se construye una alta torre
“Este decreto permitía que se hicieran edificios de
este tipo en zonas de la ciudad donde no había ni los tubos suficientes, ni las
vías suficientes, ni los espacios verdes suficientes. En una calle de barrio
cualquiera permitía que se construyeran edificios de hasta 20 pisos, lo que
termina deteriorando la calidad de vida de la gente”, explicó Peñalosa al
anunciar la nueva medida el 22 de febrero de 2016.
Hay quienes dicen que era una promesa de campaña.
Lo cierto es que el terror que produjeron los anuncios quedó superado. Son
varios los casos de torres altísimas que se iban a construir en zonas residenciales
de la capital del país, cuyos vecinos se unieron para defender su entorno de la
debacle, como veremos a continuación.
En otros casos las licencias de construcción ya
estaban aprobadas y los elefantes de cemento y acero están en proceso.
El Decreto 079 de 2016 deroga las dos normas
previas e impide las elevadas construcciones que los urbanizadores ávidos de
ganancias planeaban en zonas como Santa Ana, Santa Bárbara Alta, Chicó, Antiguo
Country, La Alhambra, Los Molinos, Unicentro y Cedritos, entre otros.
El principal reparo de los demandantes era la
pérdida de la calidad de vida en sus sectores, así como la desvalorización de
su patrimonio, además del temor de que colapsaran las redes de acueducto y
vías.
Las protestas de los vecinos frenaron varios
proyectos, como en Santa Ana (izq) y Chicó (der).
La norma derogada buscaba densificar la ciudad y estimular
la construcción en altura en un radio comprendido entre la calle 127 y la
avenida Primero de Mayo y desde la avenida Circunvalar hasta la Boyacá.
“Creemos que las alturas pueden ser útiles en muchos sitios de la ciudad pero no de manera indiscriminada en todas partes. Vamos a propiciar construcciones en altura en algunos sitios determinados de la ciudad”, manifestó Peñalosa.
Hablamos sin fundamentalismos, pues hay que
reconocer que en casos como los del centro de Bogotá, los edificios en altura
que se están construyendo están renovando y reanimando la ciudad.
Pero son varios los casos de torres que ya no serán,
lo cual es un alivio.
En la avenida 9ª con 108 se anunciaba un edificio
de 25 pisos, juntando. En las cercanías de este sitio se encuentran el edificio
de la petrolera Pacífic, frente a la margen contraria de la vía férrea, de
alrededor de 20 plantas. Y dos cuadras al norte están los edificios Ar, Torres
Unidas, Cusezar y W, que superan en unos casos las veinte plantas.
Cerca de allí, en la 7ª con 109, está la frondosa vía de entrada de
Santa Ana, una de las zonas residenciales más ricas en arborización, que creció en los predios de la antigua hacienda de don Tomás Rueda Vargas. En esa esquina
se pensaban construir más de veinte pisos. Por fortuna los avisos de la Curaduría desaparecieron y en cambio hay aún otros letreros que advierten que no compren, pues los proyectos están demandados.
Hablan por si solos los letreros
instalados por los vecinos, horrorizados de que esa zona de estrato 6, en la
cual hay valiosos ejemplares de la arquitectura residencial de las décadas de
1950, 60 y 70, fuera convertida en una colmena de oficinas y tráfico.
Frente a ese edificio fallido que se construye otro
que pasó la prueba, aunque será de solo (¡solo!) será de 17 pisos.
Si por allá llovía, por el Chicó no escampaba. En
la 11 con 97 se anunciaban apartamentos reunidos en 25 pisos. Es de recordar cómo en este punto hace pocos años hubo un grave hundimiento por la construcción de un edificio empresarial, lo cual obligó a cerrar media carrera 11 durante largos meses.
Y en la 10ª A con 94 hay otro caso. Las viviendas originales fueron demolidas y la obra está en ascenso, aunque no podríamos precisar cuántos pisos tendrá finalmente. Un aviso especificaba que 19.
Y en la 10ª A con 94 hay otro caso. Las viviendas originales fueron demolidas y la obra está en ascenso, aunque no podríamos precisar cuántos pisos tendrá finalmente. Un aviso especificaba que 19.
Y finalmente, allí donde se acaba el Chicó, es
decir en la calle 100, estuvo por levantarse otra torre de 25 pisos en pleno
round point de la carrera 15, sitio de por sí asfixiado ya por carros, buses, motos,
ventas, saltimbanquis y ladrones como para agregarle otro problema peor.
Y en el terreno de la bomba de Unicentro, sobre la
127, estaba por construirse otro más, también de 25, en ese “único lugar que lo
tiene todo”. Pero el letrero desapareció.
En fin, son varios los proyectos que se quedaron en
el tintero.
Notas
(1) http://www.curaduria4bogota.com.co/wp-content/uploads/2016/02/decreto-079-de-22-feb-2016-DEROGATORIA-DECRETO-562-DE-2014.pdf
(2) Ya no se podrán construir
edificios de gran altura en Bogotá
El Espectador, Bogotá
22 Feb 2016 - 6:31 PM
Consultado el 1° de agosto de
2017.
(3)Secretaría Distrital de
Planeación. Comunicado 22/02/2016
http://www.sdp.gov.co/portal/page/portal/PortalSDP/Noticias2016/Administracion_Distrital_deroga_decreto_de_alturas Consultado
el 1° de agosto de 2017