viernes, 15 de julio de 2016

La Zona U



La iglesia Santa bárbara de Usaquén, en el costado oriental,
 es  la decana de las construcciones del viejo pueblo
 
 

Con el anterior título no nos estamos metiendo en política ni nos referimos a  expresidente alguno.

 
Lo que ocurre es que con la moda de bautizar todo con letras, en Bogotá ya hay   Zona T en la 82 con 13,  G en la 69 con 5ª,  C en el Centro, CH en Chapinero y así poco a poco se va utilizando el abecedario. Ahora se empieza a hablar de Usaquén como la Zona U.

 
Usaquén fue un pueblito que Bogotá absorbió en los años 50 y que hasta hace no mucho fue un paraíso. Hoy es un barrio más y su futuro es incierto, luego de comenzar hace cosa de dos décadas a sufrir los mismos males de los demás sectores.

 
Usaquén fue un pueblo indígena hasta 1777 y en el siglo pasado era sitio de paso por el camino del norte.

 
La localidad fue parte del departamento de Cundinamarca hasta 1954, cuando se estableció el Distrito Especial y se le anexaron varios pueblos cercanos. Hoy es la localidad número uno de las veinte que forman el Distrito Capital.

 

En sentido estricto, Usaquén va desde la calle 116 hasta la 121 y de los cerros orientales hasta la carrera 7ª. Sin embargo el nombre de Usaquén se  asocia a toda la  localidad, por lo que con frecuencia los medios muchos hablan de Usaquén cuando algo ocurre en la 170.

 
Sobre el nombre de Usaquén hay varias teorías. Una de ellas dice que para los  muiscas Usaque era un título honorífico que el Zipa les daba a los  caciques más destacados. También se afirma que ese nombre significaba "tierra del sol" o que proviene de Usaca, hija del Cacique Tisquesusa. (1)

 
Ahora bien. Poco antes de los 90 los comerciantes vieron en el apacible pueblito un potencial para sus negocios. Y de  una docena de tiendas y panaderías, aparte de colegios, viejos bancos, tres o cuatro conventos y la iglesia, Usaquén se puso de moda.

 
Primero fueron los matrimonios elegantes. Luego aparecieron los primeros restaurantes. Y los habitantes originales vendieron y se fueron, mientras que otros arreglaron sus casas como locales.

 
La 119, frente al parque de Usaquén, fue el sitio ideal. Una cuadra al sur y otra al norte, las casonas eran aptas para restaurantes o tiendas de antigüedades u objetos de decoración. Y en 1990 se articuló la población con el centro comercial Hacienda Santa Bárbara, edificado en lo fuera la hacienda del mismo nombre y que convivió respetuosamente con el entorno.

 
Vinieron los llamados Toldos de San Pelayo, el mercado ambulante o rastro, que funciona los domingos y que bloquea el tráfico por completo. Y para completar, las chimeneas impregnando de leña y carne la zona.
 
 
Al mismo tiempo se han construido varios hoteles y edificios de consultorios asociados a la actividad de la Fundación Santa Fe de Bogotá, que se quedó pequeña y también está ampliando sus instalaciones con una torre.

 

Pero todo con la misma infraestructura y las mismas callejuelas del pueblo.
 

Ahora épocas como la navidad son una verdadera pesadilla para los que aún viven en Usaquén. Porque llegan miles de visitantes a ver la iluminación de la temporada. Y la plaza queda hecha un muladar.

 
El próximo acontecimiento urbano que impactará el lugar es el centro comercial Usaquén Plaza, que construyen las firmas Ospinas y Compañía e Isarco en las carreras 7ª y 6ª, entre calles 121 y 122. En esa manzana quedó hace diez años el Colegio El Rosario, ya demolido, un taller de mecánica, otro de forja y una panadería.

 
 

Usaquén Plaza “será la puerta de entrada de la Zona U”, dice en la página web de Ospinas.  (2)

 
El centro comercial, de cuatro pisos, tendrá 37 locales comerciales, 440 puestos de estacionamiento y demanda  una inversión superior a los 100.000 millones de pesos.

 

Serán 5.000 m2 de comercio y restaurantes, y cerca de 8.000 m2 de oficinas distribuidas en 4 pisos que incluyen una plazoleta central y de eventos.

 

Los constructores citan un estudio realizado recientemente, que “dejó en evidencia que la zona aledaña a la plaza de Usaquén tiene un potencial y proyección de desarrollo importante al contar con más de 92.800 personas en su área de influencia con cerca de 4.600 nuevas viviendas en desarrollo”.

 
De acuerdo con la misma fuente, en la zona trabajan más de 6.000 empleados. Y la zona U ofrece a sus visitantes cerca de 23.000 m2 de restaurantes, cafés y bares, y algo más de 2.000 espacios de parqueo.

 
 
Adicionalmente, sobre la 7ª se construyen actualmente otros dos grandes proyectos de oficinas y consultorios, entre calles 116 y 117, entre ellos Flormorado Empresarial. (3)

 
No queremos pensar lo que pasará si Usaquén sigue llenándose de cemento y acero. Ello sin contar que la avenida 7ª, la principal arteria, es una de las principales vías de entrada y salida de la ciudad, y no tiene ya para dónde crecer.


Para fortuna de la zona, el antiguo colegio ubicado en el costado norte de la plaza, que amenazaba con ruina, no será demolido ni convertido en restaurante, sino que se reconstruye para convertirse en nueva sede de la Alcaldía.


Esfuerzos como éste y algunas medidas de control, evitarán que este sitio entrañable pierda su riqueza, su esencia y su espíritu.
 


 

Notas