Fragmento de vitral de Walter Wolff en la iglesia
La historia
de los vidrios de colores unidos con hilos y varillas de plomo se remonta a los
tiempos del Imperio Romano, pero tuvo un auge desde el siglo XIII, con la
arquitectura gótica, que utilizó el vitral en sus rosetones y ojivas, para
representar escenas bíblicas y conceptos religiosos, aparte de crear una forma
de iluminación multicolor dentro de los recintos.
En Colombia el arte de los vitrales en los templos y otros edificios públicos aparece, algo tardíamente, a comienzos del siglo XX en obras como la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, situada en Chapinero, y el Capitolio Nacional, donde se instalaron en los salones Elíptico y Boyacá trabajos hechos en el taller del francés de Gustave Pierre Dagrant. (1)
En una historia mínima del vitral en el país sobresale la figura de Walter Wolff, de quien podemos apreciar trabajos en esa especie de museos vivos que son las iglesias de Bogotá, en este caso particular, las de Lourdes, en Chapinero, el Espíritu Santo, en La Magdalena, y Santa María de los Ángeles, en El Nogal.
Eliana Paola Barragán Murilo, investigadora del Archivo General de la Nación, escogió la vida y el trabajo de Wolff para su tesis para magíster en Archivística Histórica y Memoria, en la Universidad Javeriana. La autora describe el interés del anticuario Bernardo Páez Pinzón en la obra de Wolff y en darle el lugar que se merece en la cultura nacional.
Páez, dueño
del anticuario “La Niña de la Columna”, compró cerca de 500 dibujos de Walter
Wolff a distintos comerciantes y familiares del escultor, y posteriormente los vendió
al Archivo General de la Nación donde los documentos forman el Fondo Walter
Wolff Wasserhoven. (2)
Wolff, nacido en 1906 en Düsseldorf (Alemania), llegó a Barranquilla en 1930, procedente de Barcelona.
Estos vitrales del mismo templo bogotano llevan los nombres de los donantes
Por qué llegó a Colombia, es una pregunta difícil de responder, pero posiblemente, estando en España, en medio de la Guerra Civil Española, resolvió buscar un destino más seguro.
El escultor
germano viajó a Medellín, donde vivió dos años, y en 1932 llegó a la capital
del país, y abrió su taller en la calle 12 No 2-56.
En el trágico 1948 entregó
los vitrales de la Basílica Menor de Nuestra Señora de Lourdes. En uno de
ellos, que aparece en la foto, se aprecia la firma y dirección del fabricante, así
como el reconocimiento del donante, como ocurre en todos los del templo
chapineruno.
Santa María de los Ángeles
Son también de Walter Wolff los vitrales de la capilla de Santa María de los Ángeles, que regentan los padres agustinos, y los de la parroquia del Espíritu Santo (Feijóo y Sicard, 1944), de estilo neogótico, adornada por ocho vitrales a cada costado, en sendas ventanas ojivales, y otros tres en la fachada, con distintas escenas del evangelio.
Así
mismo, la obra de Walter Wolff adorna el santuario de Nuestra Señora del
Rosario de Las Lajas, enclavado en el cañón del río Guáitara, en las montañas
de Ipiales (Nariño), y el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino, en Pamplona
(Norte de Santander). (3)
En Bogotá se destacan, además, los vitrales del templo de los Santos Apóstoles del Gimnasio Moderno (1956), obra de Juvenal Moya, con cálculos estructurales de Guillermo González Zuleta.
Los vitrales de la capilla
gimnasiana se integran a las membranas de concreto que miran hacia los cuatro
puntos cardinales de la capilla, cuyo altar mira hacia el sur, con lo cual la
luz de la mañana entra por el oriente y la del atardecer, obviamente, por el
extremo contrario.
Fueron elaborados en
Francia por la casa Jean Barrillet y reproducen escenas bíblicas: la
Anunciación, el Nacimiento, la Huida a Egipto, Jesús entre los Doctores, el
Bautismo, Jesús con los Niños y la Última Cena, y la figura de San Francisco de
Asís. (4)
El vitral es elemento fundamental en el templo de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio Santa Fe (Moya, 1954), en el cual hay murales y vitrales de Marco Ospina; en el de Nuestra Señora de La Estrella, en la sede de la Universidad de La Salle en Chapinero; y en la catedral castrense de Jesucristo Redentor (Cantón Norte), que utilizan las bóvedas parabólicas en sus estructuras.
Por último, y sin ninguna
pretensión exhaustiva, destacamos la Iglesia del Carmen, de los salesianos,
situada en la zona histórica de Bogotá, cuyos vitrales reproducen especies vegetales y fueron elaborados
por la reconocida Casa Zettler, de Múnich.
Notas
1.Cinco secretos que esconde el Capitolio Nacional. Colombia Visible. Cinco https://colombiavisible.com/cinco-secretos-que-esconde-el-capitolio-nacional
Consultado el 4 de septiembre de 2024
2. Barragán Murilo, Eliana Paola. Organización de Archivos de Artistas: Estudio de los Bocetos del Vitralista Walter Wolff Wasserhoven como Parte del Patrimonio Documental Colombiano. Trabajo de grado para optar por el título de Magíster en Archivística Histórica y Memoria. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Comunicación y Lenguaje. Bogotá 2022.
Consultado el 2 de septiembre de 2024
4. https://gimnasiomoderno.edu.co/tour-virtual/capilla/
Consultado el 4 de
septiembre de 2024
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