jueves, 13 de junio de 2024

Edificios sinuosos


Los edificios sinuosos de la avenida Jiménez, de Bogotá, conocida hoy en día como el Eje Ambiental –no tiene nada de lo uno ni de lo otro–, deben su forma al cauce del río San Francisco o Vicachá. 




















Y todo porque esa corriente de agua, que bajaba en forma curvilínea des de los cerros orientales, fue canalizada por orden de una de ley de 1915 que pretendía subsanar la contaminación del río y eliminar su utilización como depósito de desperdicios y lavadero público, y, por otra parte, promover el desarrollo capitalino. (1)


Las obras, que también incluyeron la canalización del río San Agustín, ubicado siete manzanas al sur, tardaron cerca de dos décadas y se inauguraron en 1938.


Comenzaron entonces a construirse edificaciones de mayor altura sobre los escombros de las viejas casonas coloniales y aparecieron construcciones de los estilos en boga. 


Hay casos clásicos de edificios con plantas onduladas, como el Copan, de São Paulo, de 32 pisos, diseñado por Oscar Niemeyer (el arquitecto de la curva) y construido entre 1957 y 1966. Pero en este caso las formas curvas se deben a la estética y no fueron forzadas por el terreno. (2)


Lo cual sí sucede en sectores de la ciudad chilena de Valparaíso, donde se observa la figura de “una geometría sinuosa que tiende a lo curvo y a lo zigzagueante”, que “refleja el espacio que se crea cuando los volúmenes rodean el espacio”. (3)


Estamos hablando, pues, de las calles curvas que siguen las sinuosidades de la topografía.


En la Jiménez, que hasta la década de 1990 fue una avenida con alto tráfico de vehículos y notable actividad comercial, se construyeron, después de cubrir con una bóveda el río, edificios bien fuera curvos propiamente o ubicados de forma sinuosa.




Partiendo desde la esquina de la carrera 4a., en esa avenida curvilínea están o estuvieron el hotel Continental (Vicente Nasi), el edificio Lerner (con su legendaria librería en la planta baja), y el edificio Monserrate, sede del diario El Espectador, diseñado por el español German Tejero de la Torre y que tuvo en sus inicios una última planta donde residían miembros de la familia Cano, fundadora del rotativo. 



Salvando mencionar algunos predios –para no ser exhaustivos–, más abajo se encuentran los edificios Camacho, donde la Librería Buchholz ocupó varias plantas dando la forma de vitrina de libros, y los edificios Sucre y Colombia, que fueran sede de las oficinas de prominentes figuras del derecho, las finanzas y la política; construcciones uniformadas para el amarillo de la piedra bogotana.


Desde la margen izquierda de la avenida, el edificio Suramericana de Seguros, diseñado  por Cuéllar, Serrano, Gómez, y construido en 1953, da un leve giro hacia el sur. A continuación, están los edificios Seguros Universal y Citibank, antes de llegar a la intersección de la carrera 9a.




















Ya más allá de la Décima, donde la seguridad se convierte en problema y el espacio público disponible es muy escaso, las torres adosadas continuaban serpenteando, como lo hace aún hoy el edificio Samper Brush, construido en 1941 también por Cuéllar Serrano Gómez (1941), que fue sede de la Empresa de Energía capitalina y cuyo cambio de uso, a oficinas más modestas y locales de comercio popular, no ha logrado opacar su valor estético.


A partir de allí, ya en terrenos del viejo San Victorino, mueren las formas esbeltas y la vía parte en línea recta hacia el occidente.






Notas 


1. https://archivobogota.secretariageneral.gov.co/noticias/canalizacion-del-rio-sa

Consultado el 21 de marzo de 2024. 


2. https://www.imcyc.com/cyt/marzo04/niemeyer.htm

Consultado el 12 de junio de 2024


3. https://wiki.ead.pucv.cl/Visi%C3%B3n_inmersa_entre_espacios_sinuosos

Consultado el 20 de marzo de 2024



No hay comentarios:

Publicar un comentario