lunes, 5 de diciembre de 2011

80 años de conjuntos cerrados




Conjunto ubicado en la calle 78 con carrera 11

Los problemas de seguridad de las grandes ciudades en el siglo pasado, incluidas las colombianas, llevaron a los habitantes a refugiarse en unidades de viviendas aisladas, condominios o en los llamados conjuntos cerrados. Esta última es una noción diferente a la homónima de conjunto cerrado, de la que se ocupa la ciencia matemática de la topología.

El conjunto residencial suele ser una agrupación de viviendas iguales, aprobada por las autoridades como un proyecto único bajo el concepto de propiedad horizontal o reglamento común, que comparten vías de acceso, zonas verdes, servicios e instalaciones comunales, sistemas de seguridad y normas administrativas.

Otro grupo, esta vez en la 78 con 10

Los estudiosos del tema sitúan el origen de estos conjuntos habitacionales en el new town británico y la gated community, ciudadela cerrada o privada, que puede tener vías interiores de uso exclusivo, está encerrada por paredes y rejas, y tiene una única entrada controlada por personal de seguridad.

Entre nosotros, el término conjunto cerrado se usa para designar un grupo simple de varias casas iguales o en serie, generalmente agrupadas para garantizar la seguridad.

Y al hablar de conjuntos cerrados nos referimos a grupos de casas –lo cual excluye a los apartamentos y a los conjuntos de apartamentos, que los hay– agrupadas bajo un mismo nombre, bajo un régimen de copropiedad.

En Bogotá y otras ciudades colombianas abundan hoy en día los conjuntos cerrados, pero sorprende encontrar que estos grupos de casas no son algo nuevo en la historia de la ciudad. De hecho existieron desde principios del siglo pasado, como lo atestiguan valiosos ejemplos sobrevivientes.

En España y Argentina, por ejemplo, algunos conjuntos de casas en serie como los de las ciudades colombianas se denominan casas adosadas.

No nos detendremos por eso en Cité Restrepo o Ciudad Restrepo, obra de Gabriel Serrano, que según las fotografías de la época –aún no habíamos nacido muchos– fue un espléndido conjunto de oficios con una única entrada, que cedió pocos años después al paso de la carrera Décima.

Nadie que aprecie las fotografías podría creer hoy que esas construcciones de óptimo diseño y factura estuvieran donde hoy pasan decenas de autobuses viejos y contaminantes y a cuyas espaldas se encuentran depósitos de basura y lupanares de la más baja categoría.

Sin embargo, es bueno subrayar que si algo caracterizaba a esos conjuntos de casas es que no tenían restricciones de entrada. las rejas son algo añadido recientemente, en la medida en que la inseguridad -especialmente la de los automóviles estacionados- se volvió un dolor de cabeza. Así era el grupo de casas inglesas cuya imagen encabeza esta crónica. Y esas verjas le restan belleza a los conjuntos, además de que privan a los ciudadanos de apreciar la calidad de las viviendas. 

Y al hablar de conjuntos no necesariamente se trata de los de estrato económico alto, pues hay agrupaciones de viviendas populares que encajan dentro del término de conjunto cerrado, así en la práctica se asemejen a los llamados inquilinatos. Porque estos conjuntos siempre fueron sinónimo de viviendas más pequeñas y de menor costos que las casas individuales.


Hay muchos ejemplos y no se trata de ser exhaustivos, pero merecen especial atención ejemplos como los de este conjunto de casas que va camino a la ruina en el lugar más antiguo de Bogotá, a pocos metros de la calle del Palomar del Príncipe y la plaza del Chorro de Quevedo. No sabemos si estas casas esperan que alguien se apiade de ellas para rehabilitarlas. Podrían servir para una magnífica zona de restaurantes o galerías de arte.


Pasaje Michonik (1914)


Se trata del pasaje Michonik, construido en 1914, y que se considera como la primera obra en la ciudad que tuvo régimen de copropiedad, de acuerdo con un excelente proyecto de restauración  realizado por estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la Universidad La Gran Colombia. (1)

Incluso el Palacio Echeverri, cuatro casas agrupadas para una misma familia, diseñadas por Gaston Lelarge y construidas en 1904 en predios del antiguo solar del convento de las Clarisas, en lo que hoy son la carrera 8a y la calle 8a., encajaría dentro de esta definición.

Conjunto en La Alameda,
desfigurado y en peligro

En la que fuera Alameda Vieja  o carrera 13, con calle 24, se construyeron en los años 20 o 30 unas casas que constituyeron un conjunto y de las cuales quedan vestigios burdamente modificados para usos varios, desde cafeterías hasta moteles. En los primeros años estas casas estuvieron situadas muy cerca del desaparecido Parque del Centenario o de San Diego, pertenecieron a bogotanos prestantes. Incluso se dice que allí residió el eminente intelectual y diplomático Luis López de Mesa.

En la calle 14 con carrera 3a. se encuentra en
 buen estado este conjunto de los años 30 


Según alguna edición de la revista Escala, se trata de una obra de Herrera Carrizosa Hermanos y estuvo constituida por varios subconjuntos, uno en relativo buen estado que da para la 13 y otro desfigurado y hoy convertido en moteles sobre la carrera 12.m Por la 24 las casas se conservan, pero están dedicadas a oficios inferiores, como cafeterías. Lástima que no se restaurara lo que queda.


Sin embargo es más llamativo el caso del Pasaje Gómez, un grupo de viviendas que lucha por sobrevivir en medio de un sector deprimido del centro bogotano, el barrio La Favorita, cerca de la Estación de la Sabana.

Este conjunto fue construido a finales de los años 30 por encargo del empresario santandereano Eugenio Gómez, con una casa para cada uno de sus ocho hijos. Gómez era el dueño de la fábrica de harinas El Lobo, cuya hermosa sede, en meritorio estado de conservación para ser esa zona, queda frente al conjunto de casas.


En Teusaquillo hay también excelentes exponentes de estas agrupaciones, muchos de ellos en buen estado, con casas de amplias áreas y calidad en el diseño.  Hay otro grupo de casas que aunque tienen acceso al público, constituyen un conjunto.




Casanovas y Manheim, firma de arquitectos creada por los chilenos Julio Casanovas y Raúl Mannheim dejó su impronta en Teusaquillo, donde además de formidables casas individuales, con continuidad de estilos y sectores, edificó varios de los que podemos considerar conjuntos cerrados.





Conjuntos de Casanovas y Mannheim en Teusaquillo

También el arquitecto José María Montoya Valenzuela, constructor muy activo en las décadas de los 30 y 40, dejó magnificas viviendas en Teusaquillo, Palermo y otras zonas capitalinas, como el barrio La Magdalena.

A esa obra intensa pertenecen cuatro casas situadas en la calle 39 con carrera 15, en el parque originalmente llamado Santos Chocano, más tarde conocido como Mamatoco porque allí fue ultimado el púgil costeño apodado así.



 
Bajo el título de “Cinco pequeñas residencias”, la Revista Proa presentaba en mayo de 1950  el “simpático y grupo de pequeñas residencias”, diseñadas por el arquitecto Manuel de Vengoechea.

Añadía que este proyecto respondía “a la escasez de alojamientos para gentes jóvenes. En el interior de estas casas se destacaban murales de inspiración picassiana, obra del profesor José de Recasens, socio de Vengoechea, que dicho sea de paso llevaba un mes de alcalde de la capital el 9 de abril de 1948 y fue de los impulsores de la revista Proa.

En la calle 76 antes de llegar a la carrera 15 sobrevive este preciosos conjunto de casas, de las cuales desconocemos más detalles. De lejos parecen extraídas de un barrio londinense y tienen algo del estilo de Gabriel Serrano.

 

Las casas para los tamaños de hoy en día no se ven tan pequeñas. Afortunadamente están a salvo, bajo las normas de conservación urbana, y desafortunadamente a merced de vagos y maleantes.


Años más tarde, en los 60 y 70,  pese a la moda de grandes casas de estilo norteamericano, vinieron más conjuntos de casas, de los cuales es muy representativo el construido en el sector de El Nogal por la firma Camacho y Guerrero, de los arquitectos Jaime Camacho Fajardo y Julián Guerrero.  


Este grupo de casas escalonadas sobre el desnivel del terreno, construido en 1965, se mantiene en buenas condiciones y su figura apareció numerosas ocasiones hace ocho años, cuando se produjo el atentado al Club El Nogal, con el que comparte linderos. Por cierto, este conjunto recostado sobre la falda del cerro, es similar al que se construyó por la misma época en el barrio El Poblado, de Medellín. Casualmente éste último lleva el nombre de Santa María de los Ángeles y es obra de Rodrigo Arboleda Halaby y Laureano Forero.

 
Más al norte, en lo que fuera el pueblo de Usaquén, la firma de los arquitectos Jorge Rueda  y Carlos  Morales hizo en 1976 un bellísimo conjunto dentro de la finca Santa Teresa, respetando los árboles, antes de que ese sector se convirtiera en una especie de zona rosa y de que en la hacienda Santa Bárbara, situada a pocos metros,  la firma Obregón Bueno diseñara el centro comercial del mismo nombre.




Barrios como La Carolina y La Calleja, en el norte de Bogotá, se han destacado por la calidad y diseño de sus conjuntos cerrados de variados estilos.


También en Bogotá, en Santa Bárbara Central, a finales de la década de los 70 se construyó en varios sitios esta receta de cuatro o más casas del bogotanamente llamado estilo californiano que encontramos en varias calles cercanas a Unicentro. 

En los 80 y 90 se construyeron numerosos conjuntos cerrados en sitios de clase media de la capital, no todos valiosos ni tampoco desdeñables, antes de que estos grupos de casas salieran de la ciudad y se fueran a los alrededores. Ello sin hablar de los construidos en pueblos cercanos con fines turísticos.

Así hoy en día hay una gran variedad de ellos en zonas de la Sabana adyacentes a la capital como Chía, Cajicá y La Calera, de estratos socioeconómicos diferentes.

Esos conjuntos cerrados se conservan como testimonio de tiempos y épocas, y es deber de autoridades, propietarios y vigilantes del patrimonio protegerlos.

Notas







Vista actual de conjuntos de casas de Teusaquillo y El Retiro en buen
estado y en algunos casos con cambios a destinos comerciales














3 comentarios:

  1. Hola Guillo, sus crónicas urbanas son muy interesantes. En ésta me sorprende que no haga mención de Cedritos, sector donde en la década de los setenta se construyeron numerosos "conjuntos cerrados".

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  2. Gracias. ¡Hace un año! Cedritos de por sí es un tema para ampliar. Por cierto, por necesidad -real o creada- de suelo en Bogotá, están demoliendo conjuntos enteros para hacer edificios.

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  3. Buenas noches Guillermo, yo soy Daniel Gomez del pasaje Gomez mi abuela todavia vive alli en la casa 8 la primera de la escalera, pero ella no sabe la fecha exacta cuando hicieron las casas, he estado investigando y no aparece por ningun lado. lo unico que encontre que dice que a finales de los 30s es este blog que me parece muy bien hecha la investigacion, si usted sabe algo sobre el año exacto o tiene mas informacion sobre el pasaje le agrdezco .este es mi correo blancoarts@yahoo.com muchas gracias

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