El hotel se había venido a menos, como pasó con otros de la zona, y se había especializado en epicentro de reuniones de ONG’s de derechos humanos.
En su lugar se anuncia la construcción de una descomunal mole de 66 plantas (sí, 66) o 216 metros de altura, con lo cual, el día que se termine, estamos hablando del edificio más alto de Colombia sin duda ninguna y no de los más elevados de Latinoamérica.
La demolición del Bacatá avanza rápidamente –aunque no con cargas controladas de dinamita, como en Nueva York, sino a mano–, y un aviso de la curaduría urbana respectiva da cuenta de que allí se construirá el edificio de 66 pisos.

Y otra valla instalada en lo que fuera la entrada al lobby del Bacatá promociona el Hotel Augusta, “toda una experiencia”.
No dudamos que una obra de tan colosales dimensiones puede dejar en un punto alto los objetivos de renovar el centro de Bogotá, que lentamente se abre paso, y transformar sus manzanas vecinas hoy tan deterioradas, en un sitio con una alta calidad de vida y cotizado en el valor de la propiedad.
Con todo, preocupa que esta obra, dado su tamaño, termine por saturar la capacidad de las reducidas calles cercanas y cause un impacto negativo.
El arquitecto Willy Drews afirmó hace poco que "una construcción de tan alto impacto no puede implantarse impunemente en cualquier sitio de la ciudad. Los rascacielos han pasado de moda por ineficientes y solo se construyen donde la opulencia y la prepotencia los exigen, o donde su finalidad es lavar dinero. Quienes quieren Dubaitizar el centro de Bogotá, lo más que lograrán será Panamatizarlo", sostuvo en un escrito publicado declaró en el diario El Tiempo.
Por entonces había varios proyectos que nunca se ejecutaron, como los edificios de la Caja Agraria , de 40 pisos, que se planeó para la esquina de la carrera 7 con 24, donde hoy hay un negocio de pollo asado, y una gran torre de la misma altura que se pensó construir en el antiguo Palacio de Justicia, destruido tras la toma guerrillera de noviembre de 1986.
También quedó sin construir un edifico un poco menor que el italiano Vicente Nasi proyectó encima del local del tristemente célebre restaurante Pozzetto, en la carrera Séptima con 61.
Y fracasó, aunque por otros motivos, la Torre de la Escollera , que comenzaron a construir en la zona cartagenera de Bocagrande y cuya estructura metálica se torció con el viento pocas semanas más tarde.
Cuando se habla de historia de los edificios en el país, se mencionan distintas obras como el primer “rascacielos” que hubo en el país. Unos dicen que fue el edificio Cubillos (o Andes) en la Jiménez con Octava, de Manrique Martín e hijos, y de solo 8 pisos. Otros que el del Banco de Bogotá en la Décima con 15, diseñado por Skidmore, Owings y Merrill en Nueva York, y hoy en tristemente deteriorado y con nuevo uso. Pero claro, estamos hablando de cosas diferentes, pues estas obras son de épocas y técnicas distintísimas.
Y siempre ha habido competencia entre distintos países o ciudades de un mismo país para quedarse con el campeonato del edificio más alto.

Los propios multifamiliares de apartamentos que están creciendo como matas en varias partes de Bogotá son ahora muchos más altos, tienen mayor densidad y se perfilan a lo lejos como lápices.
Y es especialmente notorio el caso de la zona turística cartagenera de Castillogrande, donde en última década han surgido como hongos delgadas y altas torres de apartamentos, muchas de ellas de más de 30 pisos, que a la vista pareciera que no pudieran soportar tanta altura y fueran a hundirse o a inclinarse algún día, máxime si se tiene encuentra el terreno, tan próximo a la arena marina.
Todos soñamos con la renovación y resurrección del centro histórico de Bogotá, que puede ser en pocos años un sitio envidiable en calidad de vida y atracción para nacionales y extranjeros. BD Bacatá, como se llama el proyecto, puede ser el impulso que se necesita. No es bueno ser escépticos, pero, en este caso, como en el cuento de santo Tomás, hasta no ver no creer.
citricamultimedia.com/que-es-el-calvinismo/
ResponderEliminarA mediados del siglo XVI, se dio en Suiza una teología que era protestante y que fue denominada como el calvinismo. Por supuesto que esto derivó en muchos cambios que se fueron dando para el momento.