jueves, 20 de noviembre de 2025

Pasaje Gamba y edificio Gutt Dávila, un tesoro escondido

El Pasaje Hernández, una galería de comercio construida a finales del siglo XIX, es considerado el primer centro comercial que hubo en Bogotá. Este pasadizo situado en la carrera 8a. (antigua calle de Florián) con calle 12, se complementó en 1918 con el edificio Hernández, inaugurado en 1918. 

2018.


Estas construcciones se inscribieron en el deseo de modernidad de las nuevas burguesías bogotanas.


La zona se desarrolló hacia el norte en la década de los 30 y a los lados del pasaje se construyeron los edificios del Banco Comercial Antioqueño y de la Compañía Colombiana de Seguros, con frente sobre la calle 13. Pero antes, en 1928, se levantó en el interior de la manzana una interesante construcción de seis plantas, de propiedad del empresario Moris Gutt y de don Marco D. Dávila, conocido como Edificio Gutt Dávila, de acuerdo con la investigación de Enrique Martínez Ruiz, en su libro Quinta Sion, los judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá”. 1


                                    


Gutt, de origen ucraniano, que llegó al país a comienzos del siglo XX con su hermano Salomón –fueron importantes constructores– y Dávila adquirieron el 10 de noviembre de 1928 cuatro lotes en el límite del Pasaje Hernández, desde donde arranca el Pasaje Gamba, nombre que debe a su propietario, Emilio Gamba.


Allí se desprendía una calle peatonal hacia el occidente, que se pensaba que saldría hacia la carrera 9a., con el nombre de Pasaje Colombia, lo cual nunca se hizo realidad. 


  


En el terreno sur de este último punto se levanta desde entonces el Edificio Gutt Dávila. 


Este edificio fue considerado como uno de los más altos de la ciudad en su tiempo. 


La fachada se caracteriza por una rica ornamentación, ventanas con molduras  y antepechos con balaustres, y una esquina curva con pilastras de yeso.


En el primer piso tenía locales comerciales.  A partir del segundo piso, había oficinas, un ascensor y áreas de circulación con piso de ladrillos de vidrio conocidos como Vitro Block, lo cual facilitaba la iluminación natural en las zonas de circulación de cada planta. 


                 




La fachada se caracteriza por una rica ornamentación, ventanas y antepechos con balaustres, y una esquina con pilastras de cemento.


Entre tanto, a pocos metros de la zona, se consolidaba un sector bancario que tendría preponderancia durante casi todo el siglo XX, en esa zona funcionaban numerosos establecimientos comerciales pertenecientes a miembros de la comunidad sirio-libanesa en la carrera 9a. entre calles 11 y 12, especialmente de textiles.


En 1933, Gutt y Dávila vendieron el inmueble a la Compañía Colombiana de Seguros, que, como decíamos, tenía su sede en un edificio situado a pocos metros sobre la entonces calle 13, actual calle 12 B.


                          


La torrecita se conoció más tarde como Edificio Quintana, ya que allí funcionó durante un tiempo la Inmobiliaria A. Quintana y Cia.


Después de un largo abandono, a comienzos de esta década la parte baja del edificio tuvo la mala fortuna de convertirse en estacionamiento de motocicletas y el pasaje la desgracia de volverse una moto vía. Es raro el día que los transeúntes podemos     caminar por allí en paz y que no nos toque saltar a un lado de la vía para no ser atropellado por los motociclistas abusivos, a pesar de que un letrero instalado a la entrada indica que las motos deben entrar apagadas.


El edificio que nos ocupa tiene uno de los locales en litigio que ojala se resuelva. Así lo señala un cartel de notificación judicial colgado en su fachada.


En 2024, una vez más, las autoridades bogotanas anunciaron su intención de renovar el centro, para rehabilitar y aprovechar edificaciones valiosas, por medio de la empresa de renovación Renobo.


            


La ahora denominada calle 12 B, antigua calle de los bancos de la ciudad, es quizá la de mayor potencial de recuperación patrimonial del centro de Bogotá y con un esfuerzo de la empresa privada podría ser parte del renacimiento del centro capitalino.


Y esta edificación en particular, Gutt Dávila, actualmente medio abandonada, podría ser un formidable hotel o sede de restaurantes.


Infortunadamente, hace pocos años las paredes de ladrillo a la vista fueron cubiertas con pintura y, tal como acabamos de anotar, la entrada del edificio ahora es guarida de motocicletas. 


Pero, soñar no cuesta nada.



Notas


1.Martínez Ruiz, Enrique. Quinta Sión, Los  judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá. Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana.






miércoles, 23 de julio de 2025

Urbanidad y urbanistas (21). Tras las huellas de Child Dávila y Luzardo


Child Dávila, Luzardo & Compañía fue una empresa fundada en 1940 por Harry Child Dávila y Jorge Luzardo, arquitectos bogotanos especializados en Estados Unidos.

Child regresó a Colombia en 1933, luego de culminar estudios, y se vinculó a la firma del norteamericano Fred T. Ley, que desarrolló importantes proyectos en Bogotá.  Trabajó también en la compañía Coleman y allí conoció a Luzardo, que nació en 1904 y estudió en el Colegio San Bartolomé.

No son muchas las obras de la empresa que sobreviven en Bogotá actualmente, pero sí son de una importancia decisiva como testimonio de su época, como modelos de varios estilos y como ejemplos de buena construcción.


Edificio en la calle 22 con carrera 5a. 

“La calidad de las soluciones de la firma era reconocida en la capital. Los planos de los proyectos eran realizados por los mismos Child y Luzardo”, señala el Atlas Histórico de Bogotá y agrega que trabajaron en distintas zonas de Bogotá, entre ellas el centro, El Chicó, Teusaquillo, La Candelaria, El Retiro y La Magdalena. 1

El libro La Magdalena, de Camilo Moreno Iregui, publicado en 2017 por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, se refiere a “firmas de gran relevancia para el patrimonio inmueble de la ciudad como Alberto Manrique Martin; Casanovas & Mannheim; Child Dávila y Luzardo; Cuellar Serrano Gómez; Gaetano di Terlizzi; Manuel H. Franco Martínez & Hoyos; Montoya & Valenzuela; Trujillo Gómez & Martínez Cárdenas; Manuel de Vengoechea; Rocha & Santander y Vicente Nasi”. 2


Por fortuna existen algunas de sus realizaciones, especialmente pequeños edificios residenciales, en algunos casos restaurados, como el situado en La Magdalena, calle 37 no. 15-49, que fuera de propiedad de don Miguel Santamaría Dávila hasta hace algunos años.

No menos llamativo ha sido siempre el edificio de la 7a. con 79, al frente de la iglesita Santa María de los Ángeles, que perteneció a Luis E. y Samuel Williamson. Hoy, reformado, sirve como edificio de oficinas. 3


Pero también construyeron edificios de gran tamaño y uso mixto, como el que reunió el Cine Coliseo, locales comerciales y apartamentos en la zona que luego se convertiría en la década de 1960 en el Centro Internacional, edificación hoy desfigurada.


Hace pocos años concluyó la restauración de edificio Acuña o Edificio Francés, ubicado en la carrera 10a. con calle 22. La edificación de apartamentos, un aporte a la revitalización del centro de Bogotá, sobrevive en medio de las agresiones con aerosol y la peligrosidad de la zona, próxima a las manzanas declaradas como zona de tolerancia.


Edificio Francés

En la calle 23 con carrera 5a., diagonal al Teatro Faenza, se encuentra un bellísimo edificio de apartamentos de la firma.

Child Dávila y Luzardo desarrollaron una tarea discreta pero notable en la construcción de viviendas. En particular, fueron muy activos en la construcción de casas de estilo “inglés” y neoclásico en sectores como El Nogal, El Retiro y La Magdalena.


Casa de Darío Echandía, en La Magdalena

En las imágenes se aprecian la casa del expresidente Darío Echandía (arriba) en la avenida 39 con 15, la de Leonor Calvo de Bejarano, en el barrio La Magdalena, y la de Jaime Trujillo en Quinta Camacho (bajo estas líneas).




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Buen trabajo de Child Dávila y Luzardo es la residencia de Carlos Dávila en El Nogal, que tiene sembrado en su frente el famoso ejemplar de esa especie, de doscientos años de vida, que da nombre al barrio.

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Casa Dávila, en El Nogal

Es importante anotar que esta es una de las empresas que acostumbraba “firmar” sus obras con placas de identificación en piedra instaladas en un rincón de sus fachadas, como se hacía en las décadas de 1940 y 50, tema que abordamos con amplitud en anterior ocasión.

 

Pilastra y "firma" de la empresa en el edificio Francés, carrera 10a.


Notas

1.Atlas Histórico de Bogotá (1911-1948). Corporación La Candelaria. Editorial Planeta. Bogotá, 2006.

2. Moreno Iregui, Camilo. La Magdalena. Instituto Distrital de Patrimonio Cultural. Bogotá 2017.

3.Revista Casas y Solares. Diversas ediciones 1948, 1949.

4. Instagram: Arquitectura de Bogotá. Linktr.ee/arquitecturadebogota

 



Casa Luis Toro, barrio Bosque Izquierdo